El cerebro adicto
La adicción, hoy en día se considera una
enfermedad crónica, y es caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo de alcohol,
tabaco, drogas legales e ilícitas que a pesar de las consecuencias negativas
para el adicto y para los que le rodean, se considera una enfermedad del
cerebro porque el abuso de éstas produce cambios en la estructura y
funcionamiento químico del mismo. Si bien es cierto que en un inicio la mayoría
de las personas deciden voluntariamente consumir, con el tiempo los cambios en el
cerebro pueden afectar el autocontrol y la habilidad del usuario para tomar
decisiones sensatas. Debido a estos cambios es muy difícil que una persona
logré salir de la adicción sola. Afortunadamente como en la diabetes y otras
enfermedades crónicas, hay tratamientos que ayudan a contrarrestar sus efectos
poderosamente destructores.
Las investigaciones demuestran que para la
mayoría de los pacientes el mejor método de asegurar el éxito es una
combinación de medicamentos (cuando los hay), además de la terapia conductual. Al
igual que muchas otras enfermedades, la adicción puede tratarse exitosamente, y
de la misma forma puede haber recaídas, sin embargo no significa un fracaso,
más bien es señal de que se debe reinstaurar o ajustar el tratamiento o de que
es necesario un tratamiento alternativo para que la persona recobre el control
y pueda recuperarse.
Las drogas son sustancias químicas que se
infiltran en el sistema de comunicación del cerebro, interrumpiendo el envío,
la recepción, y el procesamiento normal de información entre las células
nerviosas. Algunas drogas como la mariguana y la
heroína, tienen una estructura similar a la de ciertos mensajeros químicos
llamados neurotransmisores que el cerebro produce de manera natural. Debido a
esta semejanza, este tipo de drogas pueden “engañar” a los receptores del
cerebro logrando activar las células nerviosas para que envíen mensajes anormales.
Otras drogas como la cocaína o las metanfetaminas pueden hacer que las células
nerviosas liberen cantidades exageradas de neurotransmisores naturales o pueden
bloquear el reciclaje normal de estas sustancias químicas del cerebro, lo cual
es necesario para cortarla señal entre las neuronas. Esto resulta en un mensaje
sumamente amplificado que a su vez dificulta los patrones normales de
comunicación.
Casi todas las drogas directa o
indirectamente, atacan al sistema de recompensa del cerebro inundándolo con
dopamina, la cual es un neurotransmisor que se encuentra en las regiones del
cerebro responsables de regular el movimiento, las emociones, la motivación y las
sensaciones placenteras. Normalmente este sistema responde a los
comportamientos naturales relacionados con la sobrevivencia (alimento, sueño,
sexo, etc.), pero cuando es sobre estimulado por las drogas produce sensaciones
de euforia. Esta reacción inicia un patrón que “enseña” a las personas a
repetir el comportamiento de consumo de sustancias.
Cuando se continúa el abuso de estas
sustancias nocivas, el cerebro se adapta a estas oleadas abrumadoras de dopamina,
de tal manera que los receptores naturales no alcanzan para recibir toda ésta.
Con el tiempo, se van formando receptores (artificiales) nuevos (neuroplastia);
sin embargo cuando no se consume la sustancia, la gran cantidad de receptores
con que cuenta la persona requieren ser satisfechos con dopamina, lo que impulsa
a la persona adicta a seguir suministrándose la droga y a este efecto se le conoce como neuroadaptación.
El abuso a largo plazo también causa
cambios en otros sistemas y circuitos químicos del cerebro. El glutamato es un
neurotransmisor que influye sobre el circuito de recompensa y la habilidad para
aprender. Cuando el abuso de drogas altera la concentración óptima del glutamato,
el cerebro intenta compensar este desequilibrio, lo que puede deteriorar la función
cognitiva. Las drogas en exceso facilitan
el aprendizaje subconsciente (de forma condicionada), lo que hace que el
usuario sienta deseos incontrolables de usar drogas cuando ve un lugar o a una
persona asociada con ellas, aun cuando la droga no está disponible. Los
estudios de imágenes del cerebro de los drogadictos muestran cambios en las
áreas esenciales para el juicio, la toma de decisiones, el aprendizaje, la
memoria y el control del comportamiento. En conjunto, todos estos cambios
pueden hacer que la persona se vuelva adicto a las drogas, es decir, que las
busque y las use compulsivamente a pesar de las consecuencias adversas.
No hay un solo factor que determine que
alguien se vuelva o no adicto. El riesgo de volverse adicto se ve afectado por
la constitución biológica de la persona, el entorno social, la edad o etapa de
desarrollo en que se encuentra. Mientras más factores de riesgo se tienen,
mayor es la probabilidad de que el uso y abuso de drogas se convierta en
adicción.
Intervienen causas físicas, y sociales,
donde el entorno (sociedad, familia, amigos, nivel socioeconómico y la calidad
de vida en general), es responsable de alrededor de la mitad de la
susceptibilidad a la adicción. La etapa de desarrollo también es un factor de
riesgo importante, la adolescencia es una etapa en la que se enfrenta un doble
reto. Si bien el consumo de drogas a cualquier edad puede llevar a la adicción,
mientras más temprano se comienza su uso, mayor es la probabilidad de
desarrollarla. Esto se debe a que las áreas del cerebro que gobiernan la toma
de decisiones, el juicio y el autocontrol aún se están desarrollando, es decir,
no han madurado por completo; lo que hace que los adolescentes sean
especialmente propensos a comportamientos de riesgo, incluyendo la
experimentación con drogas.
Considerando todo lo dicho anteriormente,
queda más que claro que la prevención es una estrategia adecuada, la adicción
es una enfermedad prevenible; los programas de prevención que involucran a la
familia, la escuela, la comunidad y los medios de comunicación, son eficaces
para reducir el inicio en el consumo. Si bien, hay muchos eventos y factores
culturales de riesgo, pero cuando los jóvenes perciben las consecuencias nocivas
del consumo de sustancias, reducen el mismo. Por lo tanto es necesario e importante ayudar a los jóvenes y al público
en general a comprender los riesgos del uso de estas sustancias químicas y
continuar difundiendo, a través de los maestros, padres, profesionales y
sociedad en general, mensajes sobre los beneficios de llevar un estilo de vida
saludable.
Reflexión
Prácticamente he elegido este tema porque
la adicción es un problema grave en nuestra sociedad, y es algo de qué hablar
yo creo que diariamente, además de que tengo personas cercanas a mí que son
adictas a dichas actividades, ya sea al cigarro o al alcohol y que dicen que no
pueden dejar de hacerlo. Al principio pensaba que eran débiles y que carecían
de fuerza de voluntad, esto me impulsó a investigar más acerca del tema para
tener alguna forma de ayudarles con su problema y así intentar sacarlos de tan
perjudicante problema. Aunque me quedó más que claro que si ellos mismos no son
conscientes de que necesitan ayuda, pues nadie más puede intentar ayudarlos y
solo queda extenderles el apoyo para que acudan con confianza en el momento que
ellos decidan.
¿De dónde partí para empezar a escribir? Pues
he leído la lectura que viene en el material de apoyo y me he guiado un poco
del inicio, ya después, investigue más acerca del tema y a partir de ahí,
surgieron ideas para comenzar a redactar.
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